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domingo, 27 de mayo de 2012


MI PERCEPCION DOCENTE DE ENSENANAZA Y APRENDIZAJE POR COMPETENCIA

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La concepción de la educación ha ido cambiado significativamente en los últimos tiempos, ha dejado de estar confinada a una etapa concreta de la vida para extenderse a lo largo de ésta, las fronteras de los pueblos , se han ido desdibujando de modo que hemos podido presenciar  el trasiego de profesores y estudiantes de un país a otro. Nuestras aulas ya no son uniformes, ni son monoculturales y ni sus alumnos tienen la misma edad, pero a su vez todos estos cambios no han ido acompañados de transformaciones equivalentes en la enseñanza.
Las tendencias educativas actualmente se encuentran encaminadas hacia una formación de competencias lo cual nos lleva a pensar que tenemos que hablar de competencias desde el grado preescolar.
Además, nos encontramos ante un hecho significativo, las Instituciones formales han dejado de ser los únicos focos y fuentes de formación, el aprendizaje puede producirse en cualquier lugar y momento de nuestra vida, pero al mismo tiempo, ha ido variando el concepto de educación, el aprendizaje de conocimientos deja de ser el objetivo único de la formación, y ante el avance de éstos es más importante “aprender a conocer” que adquirir conocimientos ya constituidos.

En consecuencia, para poder desenvolvernos en la vida no sólo son necesarios los conocimientos, debemos aprender a “saber estar con los demás y trabajar en equipo”, aprehender el sentido y valor de las cosas, en definitiva aprender a ser mejores personas, más cultas y felices. Ya el informe Delors (1996) se orientaba en esa línea cuando establece los cuatro pilares de la educación: aprender a conocer, a hacer, a convivir, vivir juntos y a ser.
La  conciencia  de  la  necesidad  de  una  transformación  de  la educación, repensemos el proceso de enseñanza- aprendizaje desde el alumno y  planifiquemos sus actividades en función de las competencias que van a poner en práctica en escenarios  reales.

Otros motivos derivan del anterior como es proporcionar una enseñanza más practica y útil a los alumnos, una formación con un sentido integral, utilizando procedimientos que permitan un aprendizaje significativo,  potenciando competencias  comunes y propias de toda Formación  En este sentido,  los planes  y programas se han estado elaborando durante mucho tiempo en función de unos contenidos que los alumnos debían dominar, la reforma de preescolar de  los últimos años han avanzado hacia la introducción de la práctica profesional en la formación de los alumnos como podemos observar en competencias vinculadas  a la experiencias   directas de la vida diaria y  En cierto modo, todo esto supone una aproximación a la incorporación de las competencias a la formación . En definitiva, el tener presente el perfil  de egreso en la formación Del alumno, desplaza inevitablemente el  contenido como punto de referencia por el  aprendizaje o formación deseada lo que tiene puesto que el principal criterio para diseñar los planes según este enfoque por competencias, es el conjunto de competencias que se pretende adquirir, a partir de las cuales se decidirá la metodología de aprendizaje más adecuada para adquirirlas y la selección de los contenidos necesarios.
Todos estos planteamientos suscitan una serie de cuestiones previas
 ¿qué entendemos por competencia?, ¿Cómo se adquieren?,
¿Qué tiene que hacer la educadora para favorecer su adquisición?.


           Si la competencia se refiere  a un SABER-HACER o conocimiento implícito en un campo del actuar humano, se trata de un conocimiento que es inseparable de la acción misma y de la naturaleza distinta a las formas conceptuales y discursivas del conocimiento, naturalmente,  las competencias no se refieren a un aprendizaje, derivado totalmente de la experiencia, sino a reglas abstractas inferidas y construidas a partir de esquemas de procesamiento, posiblemente innatos, que restringen y canalizan la actividad cognitiva.
Es importante señalar que una competencia es una ACCIÓN SITUADA que se define en relación con determinados instrumentos mediadores. Por lo tanto, el ambiente propicia el desarrollo de dichas competencias por las demandas cognitivas, sociales, lingüísticas  y comunicativas que plantea permanentemente.
 Puede afirmarse que las competencias son construcciones individuales fruto de las interacciones fluctuantes de sus estructuras cognoscitivas, y  de estas con su entorno y  se  relacionan con las actitudes y con la inteligencia.
El concepto de competencia implica la idea de una mente activa y  compleja y por tanto la de un sujeto productor. Un sujeto que trabaja de manera activa el conocimiento y los saberes que recibe, a partir de lo que posee y lo que le es brindado desde su entorno.  Con todas estas herramientas puede el sujeto jugar con el conocimiento porque lo puede transforma,  abstraer, deducir, particularizar, lo generalizar  significarlo desde varios referentes. En otras palabras, educar para el desarrollo  de competencias es permitir la construcción de conocimientos, la participación activa y responsable de los alumnos, la creación colectiva de deberes, significados y realidades, y de un ser  humano que se desarrolla como tal a través del encuentro con el otro y con la cultura. también, es necesario atender el ambiente de aprendizaje  para la formación por competencias en los niños del Preescolar, pues éste deberá responder a los requerimientos del saber conocer, saber sentir, saber hacer; por lo tanto, estará constituido por vivencias lúdicas, medios activadores de la motricidad y expresiones simbólicas dentro de un  ámbito flexible y adecuado a los ritmos de descanso y actividades de los niños.
En la educación para el nivel  Preescolar la formación por competencias se asume como la capacidad de construcción y reconstrucción de saberes, situados, contextualizados, reflexionados que responden a la demanda del medio en que se desenvuelven los niños.
La formación por competencias en los niños del  nivel de Educación Preescolar, hace necesario repensar y enriquecer los propósitos y prácticas  educativas de éste nivel de acuerdo con las necesidades de formación infantil entre los tres y lo seis años de edad; los procesos de aprendizaje propios de esta etapa, las competencias que es posible formar y los procesos de docencia con los que se activan las capacidades cognitivas, actitudinales y procedimentales.
A través de la adquisición de competencias generativas y el desarrollo lingüístico y  del pensamiento, se puede lograr un desempeño y función del intelecto en función de las demandas de formación propias de este nivel lo cual demanda abordar  contenidos disciplinares de acuerdo con las dimensiones socio afectivas, social, corporal, etc.; el conocimiento de la  problemática sociocultural, el acercamiento de los niños a la realidad con una visión analítica, el manejo de normas o reglas del contexto, el poder establecer relaciones para satisfacer necesidades, formar vínculos afectivos, expresar emociones y sentimientos, el desarrollo de su capacidad lingüística, la posibilidad de crear las bases para dominar la sintaxis, la semántica y la pragmática de aquellos  sistemas simbólicos  que se valoran en la cultura que lo circundan.
La idea de que  el  niño utiliza el lenguaje como ser social y  cultural y como tal adecúa su conocimiento del sistema lingüístico, se soporta en una  teoría sociolingüística ( Dell Hymes ) que a través de procesos de enseñanza adecuados, propicien o desarrollen la comunicación eficaz. Esto implica estrategias de enseñanza apoyadas en la pragmática, en situaciones en las cuales el niño haga uso de su competencia lingüística y comunicativa mediante actuaciones críticas y al mismo tiempo creativas, en el sentido de proponer acciones  o alternativas frente a la problemática de un discurso determinado.
Por otro lado, se plantean como procesos de aprendizaje  válidos para las necesidades de formación desde lo cognitivo, actitudinal y procedimental,  aquellos que atiendan la diversidad de pensamiento en el aula y el contexto cultural y que al mismo tiempo, favorezcan múltiples experiencias de uso del contenido o ámbito de la cultura seleccionado en función de los contextos social, afectivo, cultural o cognitivo.

A modo de conclusión
La incorporación de diseños curriculares centrados en competencias en la formación preescolar supone transformaciones innovadoras en el proceso enseñanza-aprendizaje, y el destierro viejas concepciones erróneas como aquella tan difundida de que el conocimiento exhaustivo de un área proporciona la competencia necesaria para cualquier practica  en la que entra en juego dicho conocimiento.

Por último, es necesario utilizar procedimientos de evaluación válidos que evalúen lo que quieren y pretenden evaluar, en este caso competencias y no conocimientos. En conclusión, la transformación de planes de estudio en proyectos de formación exige una planificación que supone explicitar los objetivos, poner de manifiesto la  organización modular que permita la adquisición de dichos objetivos ,incluyendo actuaciones interdisciplinares, en forma de prácticas y, debates, además de  seleccionar metodologías que respondan al conjunto de objetivos, escoger contenidos en consonancia con tales objetivos/competencias y preparar un plan de evaluación de los procesos y resultados garantizando a través del diseño, el rigor de la evaluación.
Todos estos elementos enunciados constituyen cambios importantes en la enseñanza , por lo que el profesorado se encuentra inmerso en experiencias a pequeño nivel y en ocasiones sin saber a cierta lo oportuno de los cambios que introduce, de ahí la importancias de que estos cambios y sus resultados sean comunicados y contrastados con los colegas de otras  jardines de Niños , razón por lo que sería de grande gran utilidad la formación de redes para debatir estas innovaciones.



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